Por: Wilson Diaz - www.greentours.com.pe
El departamento de Cajamarca se encuentra en el norte de los Andes peruanos, en la frontera con Ecuador. En Cajamarca, las cadenas montañosas alcanzan altitudes de hasta 4200 metros, y los lugares de menor altitud están alrededor de los 400 metros. Este amplio rango altitudinal genera una gran cantidad de diferentes hábitats para las aves, desde las secas y rocosas vertientes occidentales, hasta los matorrales y pajonales húmedos de gran altitud. Todos estos diversos ecosistemas hacen de Cajamarca el lugar perfecto para la observación de aves.
La carretera Cajamarca - Porcón - San Pablo
La principal vía de comunicación que une la ciudad de Cajamarca con el resto del país es la carretera que pasa por el abra El Gavilán, y se dirige hacia la costa a través de la vertiente occidental de los Andes y el valle del río Jequetepeque. Pero hay otra ruta, una carretera menos transitada, que sale de la ciudad con dirección al norte, cruza el área alto andina de Porcón y entra en la vertiente occidental por la provincia de San Pablo, llegando hasta el valle del río Jequetepeque, donde se une a la carretera principal.
Al parecer muy pocos observadores de aves han visitado esta ruta. Existen algunos reportes de observadores de aves para la zona de San Pablo, pero no hemos podido encontrar otros reportes para lo largo de toda la ruta. Estos pocos reportes mencionan especies de aves interesantes como Atlapetes de Seebohm (Atlapetes seebohmi), Saltador cabecinegro (Saltator nigriceps), y Mosquerito allirrufo (Mecocerculus calopterus). Por esta razón, la semana pasada decidimos hacer un rápido viaje de exploración a lo largo de la ruta entre Cajamarca y San Pablo.
Los bosques de Alisos
Salimos de la ciudad de Cajamarca aproximadamente a las 05:30 de la mañana. Primero pasamos por el área de Granja Porcón, por arriba de los 3000 metros de altitud. Lamentablemente, la zona ha sido altamente degradada por plantaciones de Pinos que han matado casi toda la vegetación nativa del pajonal andino. La primera parada la hicimos como a las 06:30 am, en un parche de árboles de aliso (de los pocos que quedan, desgraciadamente los bosques de aliso están siendo talados para dar paso a pastizales para la ganadería). Apenas pisamos tierra, nos encontramos con una buena cantidad de aves. Primero, escuchamos un Churrín unicolor (Scytalopus unicolor) cantando muy cerca escondido entre el matorral, pero unos pocos minutos después, se le unieron al menos tres individuos más, todos cantando al unísono. Las aves empezaron a moverse a medida que los rayos de sol alcanzaban la copa de los árboles. Pudimos ver un Carpintero Ahumado (Leuconotopicus fumigatus) moviéndose en
la copa de un aliso. Luego, algunos Vencejos de Cuello Blanco (Streptoprocne zonaris) surcaron
el cielo sobre nuestras cabezas, un Colibrí Cobrizo (Aglaeactis cupripennis) nos mostró sus
hermosos colores, y una Tangara Lacrimosa (Anisognathus lacrymosus) se mostró rápidamente
entre saltando entre el musgo de las ramas.
En seguida, una pareja de Colaespina de Baron (Cranioleuca baroni) salieron del denso matorral cuando pusimos la grabación de su canto. Junto a ellos se mostraron unas magníficas Reinitas Crestinegra (Myiothlypis nigrocristata) y un grupo de Hemispingos de Piura (Sphenopsis piurae). Algunos ruidosos Carpinteros Andinos (Colaptes cinereicapillus) revoloteaban por casi toda el área, un Saltador de Pico Dorado (Saltator aurantiirostris) cantó melodiosamente desde la cima de un árbol, y un Pinchaflor Enmascadaro (Diglossa cyanea) se movió raudamente entre las ramas de un aliso.
Pero el ave más sorprendente que encontramos en este lugar fue un Pitajo de Jelski’s (Silvicultrix jelskii) que se posó a menos de dos metros de nosotros durante casi un minuto.
Entrando a la vertiente occidental de los Andes
Luego de unos 15 minutos más por la carretera entramos a la vertiente occidental de los Andes. El paisaje estaba dominado por campos de pastizales, pero una corta parada en una pequeña quebrada con algo de vegetación nativa permitió ver algunas especies interesantes como un pequeño Colibrí Jaspeado (Adelomyia melanogenys) revoloteando entre las flores, y la hembra de un Colibrí Colilarga menor (Lesbia nuna) posada frente a nosotros. Estábamos a una altitud de 2800 metros y nos sorprendió un poco encontrar a una pareja de Garrapatero asurcado (Crotophaga sulcirostris) cantando entre los arbustos. Otra grata sorpresa fue el canto de otro Churrín unicolor (Scytalopus unicolor), al parecer esta especie es más común de lo que pensábamos. Otra especie interesante en esta área fue un Colaespina de Azara (Synallaxis azarae), que se mostró muy bien cuando imitamos su canto. Luego, una Tangara de Antifaz (Pipraeidea melanonota) se posó en la punta de un arbusto y, finalmente, pudimos disfrutar de un bullicioso grupo de Cachuditos piquiamarillo (Anairetes flavirostris) moviéndose entre los arbustos.
Sangal de San Pablo
Continuamos la carretera por unos minutos después de pasar el pueblo de San Pablo, y nos detuvimos en un parche de vegetación arbustiva cerca al pequeño poblado de Sangal, a unos 2000 metros de altitud. Tomamos una carretera secundaria para adentrarnos en la vegetación y nos detuvimos no muy lejos del desvío. El primer pájaro que encontramos fue un colorido Trupial aliblanco (Icterus graceannae), al mismo tiempo que cantaban varias Palomas Montaraz Común (Leptotila verreauxi) y Palomas Orejudas (Zenaida auriculata). Llamaron nuestra atención un colibrí Amazilia Costeña (Amazilia amazilia) volando alrededor nuestro, y una bandada de Loritos de Piura (Forpus coelestis) posándose en un arbusto frente a nosotros.
Entre las sombras de un árbol de Taya (Caesalpinia spinosa) escuchamos el canto melodioso de un Zorzal plomizo andino (Turdus nigriceps), el cual logramos ver muy bien luego de buscarlo intensamente. Varios Pecholuna elegante (Melanopareia elegans) y un par de Batará collarejo (Thamnophilus bernardi) cantaron escondidos entre la vegetación todo el tiempo que estuvimos allí, pero debido a la espesura de la vegetación no logramos ver ninguno de ellos, a pesar que los Pecholuna elegante se nos acercaban bastante al escuchar la reproducción que hacíamos de su canto. No tuvimos que caminar mucha para disfrutar de una gran diversidad de aves. A pocos metros, un Birro grande (Myiotheretes striaticollis) se posó en la punta de un Agave, mientras un Vireón cejirrufo (Cyclarhis gujanensis) cantaba fuerte escondido entre la vegetación (el cual también logramos ver luego de buscarlo con persistencia !!!). Una bandada de Cucarachero ondeado (Campylorhynchus fasciatus) pasó ruidosamente frente a nosotros, y varios Tordos renegrido (Molothrus bonariensis) estaban posados en la punta de los arbustos.
También, una pequeña bandada de Atlapetes de Seebohm (Atlapetes seebohmi) se movió hacia debajo de la ladera. Intentamos llamarlos reproduciendo su canto, pero solo se alejaron y desaparecieron en el matorral denso. Otra especie poco común y difícil de encontrar, pero que logramos ver aquí, fue un individuo de Pitajo de Piura (Atlapetes seebohmi), especie exclusiva (endémica) del Perú. Se me ocurrió que podría estar aquí, así que empecé a reproducir su canto y, rápidamente, apareció frente a nosotros. Defendía agresivamente su territorio y se movía intensamente alrededor de nosotros, haciendo que sea difícil tomar fotografías, pero logramos tener muy buenas vistas del ave.
Otra agradable experiencia fue la presencia de una pareja de Cabezón blanquinegro (Pachyramphus albogriseus) moviéndose activamente entre el follaje.
A poco de pasado el mediodía decidimos retirarnos y volver a Cajamarca. Pero, justo antes de subir al carro, un increíble Saltador cabecinegro (Mecocerculus calopterus) salió de entre la vegetación para despedirnos con su canto después de un fantástico medio día de observación de aves en Cajamarca.
Estoy seguro que esta ruta aún tiene mucho que mostrar y que no logramos ver aquel día. Pronto volveremos a seguir explorando esta área, así que si están por Cajamarca y desea unírsenos, pueden escribir a info@greentours.com.pe.
Excelente trabajo.
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